Por su condición intelectual frente al resto de animales que pueblan la tierra, el hombre siempre se ha creído controlador de todo. Desde antaño, desde que comenzó a controlar el fuego cree dominar cada rincón del mundo, sin embargo el hombre no es más que una pequeña parte de ese mundo. Un lugar formado, al igual que el cuerpo del ser humano, de pequeñas partículas, células, átomos, un conjunto de elementos que forman un todo. Un conjunto que creemos dominar mediante nuestras estaciones petrolíferas, canteras, centrales nucleares, tala de árboles, sin embargo estamos a merced de esto, cuando el sol decida dejar de calentar será la mano que nos coja, nos oprima y nos prive de todo aquello.
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